ALCA: soberanía no se negocia

Forme un comité popular contra el ALCA

Fray Betto

 

 

 

 

Este título es el lema del 8ª Grito de los Excluidos que las pastorales sociales de la CNBB promovieron el pasado 7 de septiembre en colaboración con los movimientos sociales. La fecha marcará también la clausura del Plebiscito Nacional del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), durante la Semana brasileña de la Patria. A semejanza con el plebiscito sobre la Deuda Externa, promovido por la CNBB en 2000, en este año los brasileños serán convocados a manifestarse a favor o en contra de la entrada de Brasil en el ALCA.

De las 500 grandes empresas que poseen el 73% del PIB mundial, el 85% de ellas tienen su sede en EEUU, que tiene sólo el 4% de la población mundial y controla el 22% de las riquezas del planeta. Como dijo Bill Clinton, si queremos mantener ese nivel de riqueza, necesitamos vender al otro 96% de la población mundial. A pesar de eso, ese país se enfrenta a un crónico déficit comercial, que ha alcanzado el montante de 2.111 billones entre 1985 y 1999.

Así, el ALCA aparece como una tabla, si no de salvación, por lo menos de alivio. Las relaciones comerciales de EEUU con América Latina todavía son insuficientes. Según Kjeld Jakobsen (Teoria e Debate 50/2002), secretario de Relaciones Internacionales de la CUT, en 1990 venían a A.L. apenas el 3’6% del total de las exportaciones de EEUU, del cual, la mitad era para los países que forman el Mercosur. Brasil representa apenas el 1% del total del comercio exterior estadounidense.

“Tal vez la conquista más conocida de la Cumbre de las Américas -declaró Collin Powell, secretario de Estado de EEUU, tras la reunión de Quebec (abril de 2001)- sea el lanzamiento de las negociaciones para el ALCA. Podremos vender mercancías, tecnología y servicios norteamericanos sin obstáculos ni restricciones, dentro de un mercado único de más de 800 millones de personas, con una renta total superior a 11 billones, abarcando un área que va del Ártico al Cabo de Hornos” (FSP 22/4/01).

 

¿Qué gana Brasil con el ALCA?

Un buen termómetro para saber cuán positiva sería o no el ALCA para Brasil, es el NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte), que desde 1994 reúne a Canadá, EEUU y México. Los dos países vecinos al Tío Sam pasaron a depender de él en más del 80% de sus exportaciones, mientras que Brasil tiene relaciones comerciales geográficamente diversificadas, lo que le permite mayor margen de maniobra.

Según Jakobsen, en los primeros 7 años del NAFTA, 800 mil puestos de trabajo fueron cerrados en EEUU porque muchas empresas se trasladaron a México en busca de mano de obra más barata. Los desempleados absorbidos por el sector de servicios pasaron a ganar salarios 77% inferiores a los que recibían en la industria. En México, el salario medio por hora cayó de 2’10 US$ la hora en 1994, a 1’90 en 1999.

Henry Kissinger opinó que las relaciones México-EEUU deben servir de modelo para las negociaciones con otros países latino-americanos. En otras palabras, el ALCA significa la mexicanización de América Latina. Y el fin del Mercosur, y, por tanto, de nuestra integración con los países vecinos. Todo indica que, si se aprueba, el ALCA significará la anexión de América Latina al Imperio del Tío Sam.

¿Quién, en Brasil, perdería o ganaría con el ALCA? En opinión de la CUT, perderían los sectores de maquinaria y equipos, electroelectrónico, químico, de mobiliario, papel, celulosa, finanzas y seguros. Las pequeñas y medianas empresas también saldrían perdiendo, pues las brasileñas exportan solamente el 2% de su producción, mientras que las similares estadounidenses exportan el 50%. Ganarían los sectores de siderurgia, alcohol, zumos, textiles, calzados y agroindustriales, que ya venden a EEUU. Pero sólo tendrían ventaja si las reglas antidumping de EEUU fueran eliminadas, permitiendo así el aumento de nuestras exportaciones.

La actual política de flexibilización de las leyes laborales, adoptadas por el gobierno FHC, forma parte de los acuerdos con el FMI, que condicionó la renovación de sus contratos con Brasil a la adhesión irrestricta de nuestro país al ALCA. Si el ALCA resulta aprobada, el capital especulativo tendrá plena libertad para buscar mayor rentabilidad en cualquier país continental, aumentando nuestra pobreza, destruyendo nuestra industria y expropiando nuestras riquezas. Al eliminar el control sobre el movimiento del capital extranjero y conceder exenciones tributarias a las aplicaciones de quienes residen en el exterior, Brasil ya viene hace tiempo preparando ese proceso de sometimiento a los intereses de Washington.

¿Cómo competir con una nación que en el año 2000 alcanzó un PIB de 9,9 billones de dólares? En el mismo año, Brasil llegó a 593 mil millones. Los actuales acuerdos del ALCA prevén la eliminación de las barreras aduaneras, pero nada dicen sobre la prohibición de crear barreras no aduaneras, que EEUU acostumbra a adoptar para asegurar su proteccionismo. Prometen también mejorar la protección al medio ambiente, pero no establecen mecanismos para evitar que una empresa conteste judicialmente las normas de defensa del medio ambiente, bajo el pretexto de que dañan sus expectativas de lucro. Así, la creación del ALCA intensificará la mercantilización de la naturaleza, sometiendo los ecosistemas y la biodiversidad a las leyes del mercado y a los intereses de las multinacionales.

El ALCA amenaza la soberanía de los países del Continente. Si se pone efectivamente en marcha, los conflictos jurídicos irán a tribunales internacionales que, como las instituciones multilaterales, estarán sujetos a las presiones de las empresas transnacionales. Basta recordar la actitud que ellas han tenido, a través de la OMC, al presionar a Brasil y a África del Sur a dejar de fabricar medicamentos genéricos más baratos, incluidos los contra el SIDA. Entre vidas y lucros, las transnacionales no tienen duda de qué lado es el suyo.

Si se aprueba en la 4ª Cumbre de las Américas, prevista para abril de 2003, en Buenos Aires, para que pase a entrar en vigor a partir del 2005, el ALCA dará luz verde para instalar industrias sin tener en cuenta el medio ambiente; para industrializar la agricultura, multiplicando el número de familias sin tierra; para restringir la actividad sindical, al no reconocer el derecho de organización y de negociación colectiva. Los productos agrícolas de EEUU entrarán en el mercado latinoamericano en condiciones desleales de competencia; los pueblos indígenas verán sus tierras todavía más invadidas y sus riquezas naturales, saqueadas; la educación privatizada significará mayor dificultad de acceso de la mayoría de la población a la escolaridad; los servicios de salud actuarán según la lógica del mercado.

 

Por encima de todo, los intereses de EEUU

Según Samuel Pinheiro Guimarães (Carta Maior, 6/3/02), se hace impensable defender el ALCA después de que el Congreso de EEUU aprobó el TPA (Trade Promotion Authority, Autorización para la promoción comercial), o fast track (vía rápida), que permite al presidente Bush negociar sin consultar al parlamento, además de impedir modificaciones en la legislación comercial del país, excluir una relación de productos agrícolas de las negociaciones, mantener los subsidios a la agricultura, y considerar la política cambiaria de los países exportadores perjudicial a la economía de EEUU.

El TPA es tan claramente imperialista que el ministro de Agricultura brasileño, Pratini de Moraes, lo criticó: “EEUU no está dispuesto a negociar”, dijo, “y si no quiere abrir su mercado, nosotros no vamos a abrir el nuestro” (FSP 13/12/01).

La Casa Blanca dejó bien claro que, tratándose del ALCA, pretende negociar sólo los temas que interesan a EEUU. Eso significa que quedarán fuera de negociación temas que el gobierno brasileño considera esenciales para que el ALCA sea aceptable para Brasil, tales como la revisión de la arbitraria legislación antidumping y antisubsidios norteamericana, que afecta a productos brasileños competitivos como el acero, y la eliminación de los subsidios norteamericanos a la exportación de los productos agrícolas.

El embajador Samuel Pinheiro Guimarães observa que las normas que regirían el ALCA tendrían que ser compatibles con las de la OMC (Organización Mundial del Comercio), lo que no impide que favorezcan la liberalización general del comercio de bienes y servicios y del movimiento de capitales, sin tratamiento preferencial para las empresas de los países en desarrollo. Por tanto, serían todavía más favorables a los intereses de las megaempresas transnacionales en todos los sectores, y a los megainversores internacionales, cuyas sedes y centros de decisión se encuentran, así como todos sus accionistas, en EEUU físicamente.

Es ingenuidad del gobierno brasileño pensar que en el caso del ALCA obtendrá de EEUU más concesiones que las que el NAFTA consiguió para Canadá y México. Las dificultades para entrar en el mercado estadounidense serán las mimas, así como las desventajas competitivas frente a la ofensiva de EEUU, al implantar en nuestro país empresas de producción de bienes y servicios. Así, el ALCA sepultará de una vez la posibilidad de que Brasil tenga una política soberana de desarrollo y que obtenga un superavit comercial.

 

Plebiscito del ALCA

Decir “¡No!” al ALCA es impedir que los países del Continente pierdan lo poco que les queda de soberanía. Somos actualmente 224 millones de habitantes, de los cuales, 90 millones viven por debajo de la línea de la miseria, o sea, con una renta mensual equivalente a menos de 30 US$. Al transformar América Latina y el Caribe en un mero patio trasero de EEUU, todos nuestros países quedarán todavía más sujetos a las injerencias de la Casa Blanca, reforzando la dependencia económica, política, cultural, tecnológica y hasta monetaria.

Organiza tú también un Comité Popular de la Campaña Nacional contra el ALCA en tu barrio, local de trabajo, sindicato, movimiento social o en tu escuela, iglesia o comunidad. Y mantén contacto con la Campaña Nacional de tu país, o con la internacional brasileña: Rua Gilério 221 / 01514-000 São Paulo SP, tel-fax (00-55-11-3341.0201), www.jubileusul.hpg.com.br / jubileubrasil@caritasbrasileira.org Puedes ver unas orientaciones para la creación de los comités populares contra el ALCA en: http://latinoamericana.org/2003/textos/comitesALCA.htm